6/4/2016

Dentro de la gran dispersión de conceptos que giran alrededor de una definición que busque entender qué es realmente “Big Data”, es bueno aclarar su significado en simple: “gestión y análisis de enormes volúmenes de datos que no pueden ser tratados de manera convencional, ya que superan los límites y capacidades de las herramientas de software habitualmente utilizadas para la captura, gestión y procesamiento de datos.” (JC López, IMC Group). En más simple, se trata de todos los datos recolectados por las empresas y gobiernos para elaborar un perfil de usuario y ofrecer, en el caso particular de internet, que es lo que nos concierne hoy, una navegación con publicidad u otra funcionalidad hecha “a tu medida”.CookiesQuizás se han dado cuenta que la legislación actual europea y americana obliga a los sitios web a informar del uso de cookies. Uno tiende a aceptar o ignorar este pop up emergente ¿pero qué son las cookies? Son una herramienta que permite llevar el control exacto de a qué un usuario le hace click, qué busca, para después determinar sus intereses. Gracias a éstas, es probable que si después ese usuario navega en el sitio de una aerolínea, se le ofrezcan destinos acordes a sus intereses, por ejemplo. En Chile no existe claridad respecto de la exigencia de explicitar que el sitio instale cookies. La Ley N°19.628 sobre Protección de Datos, del año 1999 y cuya última reforma es de 2012, no es totalmente clara al respecto.¿Qué dice la regulación actual sobre el Big Data?En nuestra región, regulatoriamente estamos en algo cercano a nada. Más allá de ciertos tibios reconocimientos sobre privacidad y uso de información personal, estamos en una suerte de “tierra de nadie”. En Europa y Estados Unidos se ha obligado a los sitios a informar sobre el uso de cookies a través de un banner visible. Quizás no es el método más efectivo, ya que es una mera advertencia, usualmente desconsiderada por el usuario. Una precisión; no tratamos de demonizar el Big Data, pues gracias a esto, por ejemplo, se podrían llegar a obtener grandes alcances en materias de estudio social.El punto importante es que nos cuesta alertarnos cuando información propia, a veces sensible, está en manos de otros privados o gobiernos. Cuando alguien dice, en forma de broma, que “Google sabe todo sobre ti”, pues no está tan equivocado, quizás no sabe “todo”, pero sí lo suficientemente como para poder vender bases de datos a empresas externas que buscan ofrecer algo justo en el perfil en el que el usuario calza, y no sólo por gustos, sino también por geo-localización, edad y género. Toda esta tormenta de datos arma un retrato del usuario. Es el sueño de la discriminación de precios de primer grado, como se define desde Pigou.¿Y la privacidad?Debemos entender que actualmente el nivel de privacidad es bajo, pues constantemente estamos entregando datos de salud, estados financieros, orientación sexual y gustos. Si esto cae en malas manos y, por dar un ejemplo, una empresa crediticia accede a esta información, se nos podría negar un crédito sin razón alguna (al menos que nosotros conozcamos) o quizás nuestro plan de salud suba de forma individual. Estos son supuestos, pero se debe concientizar el hecho de que en la actualidad, y mientras estamos en internet, estamos dejando huella de nuestra identidad, y alguien nos está observando.Particularmente importante parece ser la reflexión según la cual nuestros datos personales son una nueva especie de moneda, pues se nos invita a obtener cosas a cambio de ellos. Es decir, la idea de que las plataformas basadas en internet son mercados de dos lados, donde se nos ofrece un servicio gratuito como usuarios/demandantes a cambio de un cobro a un tercero (p.ej. avisadores) no necesariamente refleja en toda su dimensión la situación actual. En los hechos, nosotros somos oferentes de datos, con lo cual no existirían esos dos lados de un mercado; o, si se quiere mantener la lógica de los mercados de dos lados, pagamos por el servicio que se nos ofrece a través de un equivalente monetario llamado datos.Fuentes:Revisa el siguiente link, éste y éste último.

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